Mientras leia el celebre y denostado “Código Da Vinci”, el primer detalle que me llamo la atención fue el nombre del conservador del Louvre y cuyo asesinato da curso a los acontecimientos que se desarrollan a lo largo de la historia: Jacques Saunière...
Mas que su nombre, en extremo común para un Francés, me dio la sensación de haber escuchado alguna vez antes su apellido. En efecto, haciendo un poco de memoria mas una plegaria a San Google, recordé otra historia misteriosa y fantástica, que a diferencia de presentada en el libro de Brown, es completamente real, con gran cantidad de elementos históricos que la confirman. Me refiero a la historia de François Béranger Saunière.
En 1855, a los 33 años, François Béranger Saunière fue nombrado cura de la pequeña iglesia de “Santa Magdalena” en Rennes-le-Châteu , la cual se encontraba abandonada y semidestruida. Ubicada en la parte mas alta de la calle del pueblo, esta cercana a un palacio fortificado levantado por los visigodos. Como era costumbre de sacerdotes, Saunière tomo a una joven, Marie Dernarnaud, como ama de llaves y se instalo en su puesto sin mas perspectiva que la pobreza y la oscuridad. Nada mas lejano a lo que fue su real destino.
Saunière se entero de que uno de sus predecesores había dejado un pequeño legado para el mantenimiento de la iglesia, y en 1892 lo utilizo para restaurar el altar mayor. Este constaba de un solo bloque de piedra, con uno de sus extremos fijados a la pared de la iglesia. El otro se apoyaba en una antigua columna de piedra tallada de la época visigoda. Al levantar el bloque, se descubrió que era hueco, y en su anterior escondía tres tubos de madera, sellados con cera, que contenían manuscritos.Dichos pergaminos, a primera vista, no parecen ser mas que transcripciones en latín de pasajes del nuevo testamento, con extraños caracteres de aspecto arcaico. El primero describe la visita de Cristo a Betania, a casa de Lazaro, Marta y Maria. El segundo es la historia de los discípulos recogiendo espigas de trigo en sábado, pero tomado de tres versiones diferentes, las de Mateo, Marcos, y Lucas.
Al examinar mas cuidadosamente estos manuscritos, los cuales han llegado hasta nuestros días, se advierte que contienen una serie de caracteres inesperados: Monogramas, letras añadidas al texto, algunas de ellas marcadas con un punto, otras desplazadas. Claros indicios de que los documentos están en clave. Y desde luego, un criptografo no encontraría demasiada dificultad en descifrarlo.
A principios de 1893, Saunière llevo los manuscritos a su obispo para obtener autorización y dinero con el fin de ir inmediatamente a París. Allí entrego los documentos al abate Bieil, director de Saint-Sulpice, que le presento a su sobrino, el editor religioso Ané, en cuya casa se alojo Saunière mientras estuvo en Paris, y a Émile Hoffet, destinado a convertirse en una gran autoridad en manuscritos antiguos y sociedades secretas.Estuvo tres semanas en Paris, durante las cuales , paso mucho tiempo en el Louvre, donde compro reproducciones de tres pinturas aparentemente sin relación entre si: “Pastores de Arcadia” de Poussin, “Retrato de San Antonio” de Teniers y un retrato anónimo del papa san Celestino V. Entablo amistad, cosa rara para un pobre cura de pueblo, con Emma Calvé, hermosa soprano que estaba en la cumbre de su carrera.
Cuando volvió a Rennes, Saunière continuo con la restauración de la iglesia. Con ayuda de jóvenes del pueblo, uno de los cuales aun vivía en 1962 y que proporciono información de primera fuente con respecto al párroco, levanto otro bloque de piedra ubicado justamente delante del altar. La parte inferior estaba tallada en un estilo arcaico identificado como perteneciente a los siglos VI o VII.
Hay dos escenas talladas en el bloque, que suceden en un edificio con arcos o en una cripta. La de la izquierda representa a un caballero montado tocando una trompeta de caza, mientras su caballo agachado bebe agua de un manantial. La de la derecha es de otro caballero con una vara en la mano, y en la otra, o un niño o un disco o una esfera. La piedra esta gastada por lo que no es fácil definir bien los temas.
Cuando fue retirado el bloque, Saunière le ordeno a los jóvenes que cavaran a varios metros de profundidad; Cuando le avisaron que había encontrado algo, los envió de vuelta a sus casas y se encerró en la Iglesia. Se dice que habían descubierto dos esqueletos y un cuenco lleno de objetos brillantes, medallones sin valor según Saunière. En excavaciones recientes en el mismo lugar se encontró un calavera con una hendidura ritual típica en el cráneo.
Después de este descubrimiento, los trabajos de la iglesia cesaron por algún tiempo. Mientras, Saunière junto a su ama de llaves Marie se dedico a recorrer los alrededores con un saco al hombro. Cada noche volvía con el saco lleno de piedras que había elegido cuidadosamente. Según el, había decidido embellecer el jardincillo que había frente a la iglesia con una gruta de piedra. La gruta sigue allí, pero disminuida por los cazadores de souvenirs o por quienes esperaban que las piedras revelaran el secreto de Saunière.
La otra ocupación del cura, no era menos extraña. El cementerio de la iglesia contenía dos lapidas que marcaban la tumba de Marie de Negri D'Albes esposa de Francis de Hautpoul, señor de Rennes. Durante la noche Saunière movió estas lapidas y borro pacientemente sus inscripciones. Afortunadamente, estas ya habían sido copiadas por arqueólogos itinerantes.
Durante los dos años siguientes, Saunière viajo mucho. Se sabe que abrió cuentas bancarias en Toulouse, Paris, Budapest, etc. Frecuentemente llegaban giros para Marie Denarnaud de Alemania, España, Suiza e Italia, aparentemente algunos eran enviados por comunidades religiosas.
A partir de 1896 emprendió la restauración de la iglesia, cuyos resultados son aun visibles. Hay un suelo en forma de tablero de ajedrez con 64 baldosas blancas y negras; junto a la puerta principal levanto un gran monumento de colores llamativos en el que la pila del agua bendita es sostenida por una imagen a tamaño natural del demonio Asmodeo, mientras encima se levantan cuatro pequeñas estatuas de ángeles alados con el escrito “Con este signo lo vencerás”, una cita a la visión de Constantino en el año 313.
Las paredes de la iglesia están cubiertas con pinturas en relieve de estilo popular; hay además un vía crucis poco convencional, y encima del confesionario, una representación del Cristo en el monte de los olivos. El mismo Saunière pinto la imagen del altar, que corresponde a Maria Magdalena. Lo mas extraño, es que sobre el portal de la iglesia están talladas las palabras de Jacob en Bethel, pronunciadas la mañana siguiente de la visión de los ángeles que bajaban y subían al cielo por una escalera:”Este es un lugar terrible”.
Cuando termino con la iglesia, Saunière no concluyo con su fiebre constructora. Compro el terreno que se extendía entre la iglesia y la ladera oeste de la colina. Ahí construyo un paseo semi circular y una torre de dos pisos, la Tour de Magdala. Dentro de la curva del paseo dispuso un jardín, y al final, separada de la iglesia por un pequeño patio, levanto una casa para huéspedes que llamo Betania.
Saunière pago de su bolsillo todos estos trabajos. Y cuando Betania estuvo terminada y alhajada con lujosas antigüedades, recibió huéspedes que atendía como reyes. Hubo visitas regulares de aquella amistad hecha en Paris, Emma Calvé. También estuvo de visita la secretaria de estado par las bellas artes, la escritora Andrée Bruguière, muchos notables de la zona, y de vez en cuando de incógnito un hombre de quien se decía era el Archiduque Jaun de Hasburgo, primo del emperador de Austria.
Cuando murió en 1917, se calculaba que había gastado mas de 1 millón de francos de oro. Marie Dernarnaud en los siguientes 37 años hasta su muerte en 1953 no se privo de nada, estimando su fortuna propia en una carta escrita en 1920 en mas de 100 mil francos.
Entre 1885 y 1893, Béranger Saunière paso de ser un pobre cura sin perspectivas en una parroquia miserable a un hombre inmensamente rico. Y un derrochador extravagante además. Las pruebas de sus gastos están ahí, a la vista de todos en Rennes de la Châteu, pero ¿de donde salio la riqueza de Saunière?.
Yo lo acompaño hasta aca querido y ocasional lector, no sin antes contarle que le queda mucho camino por recorrer. No tema, no lo voy a dejar botado en la oscuridad, sino que le indicare por que sendero seguir. Pase por ACA y continué desde “Escuela de Herejes” enterándose del misterio de Rennes-le-Châteu.